Alimentos y Productos Proinflamatorios
En el momento de hacer la compra de los alimentos, muchas veces nos preguntamos, qué alimento debemos comprar para que sea más sano o menos dañino, en alguna ocasión revisamos las etiquetas para mirar ingredientes, comparamos algunas de las marcas, algunas personas llevan hasta una app en su teléfono móvil que es capaz de reconocer cuando un producto es de mejor calidad que otro.
Vivimos en un mundo con grandes avances tecnológicos y lleno de información, sin embargo al mismo tiempo la industria alimentaria no baja la guardia y prepara continuamente un sugerente bombardeo publicitario capaz de confundirnos a la hora de elegir un producto u otro.
Lo cierto es que estos productos son los que nos seducen y acaban formando parte de la dieta diaria.
Muchos de estos ingredientes que contienen estos productos son considerados como pro-inflamatorios, o sea que son desencadenantes de los procesos inflamatorios que generan muchas enfermedades crónicas y algunos tipos de cáncer.
Los azucares son los ingredientes más usados en la industria alimentaria que se encarga de la fabricación de bollería industrial, mermeladas, refrescos, zumos, cereales para el desayuno, panes, salsas, cremas, etc. Se presenta en las etiquetas como sacarosa, jarabe de glucosa, fructosa, maltosa y maltodextrina.
Estos hidratos de carbono consumido en grandes cantidades y con frecuencia, favorecen la aparición de enfermedades con diabetes mellitus, obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otras.
Las personas con obesidad presentan un estado inflamatorio, como consecuencia de células adiposas que estimulan y aumentan los indicadores pro-inflamatorios que provocan muchas enfermedades crónicas.
El consumo continuo y en grandes cantidades permite que sea considerado muy dañino para la salud y desencadenante de factores que acumulan la cascada pro-inflamatoria, provocando enfermedades cardiovasculares, elevando los niveles de colesterol malo (LDL), hipertensión y promoviendo la acumulación de grasa abdominal y obesidad.
Este aditivo creado por la industria alimentaria para ser emplearlo como endulzante y como ingrediente que resalta el sabor de los alimentos pre-cocinados, y pensado para ser utilizado como edulcorante, es más dulce que la sacarosa y mas económico. Se encuentra con el nombre de jarabe de maíz, sirope de maíz.
Está presente en bollería industrial (horneados), salsas de tomate, bebidas frutales (zumos) y néctares, aderezos de ensalada, yogurt de sabores, refrescos de cola, barritas de cereales, cereales para desayuno, panes, … Prácticamente todos los los alimentos procesados contienen este potente aditivo.
Suelen aparecer en los ingredientes como grasas vegetales, cien por ciento vegetal y como parcialmente hidrogenadas.
El consumo regular y continuado de alimentos pre-cocinados, como pizzas, galletas, croquetas, nuggets, pastas, empanadillas, donuts y también casi todos los productos bajos en nutrientes pero con alto contenido en azúcares y harinas refinadas, en las patatas fritas y otros snacks, las cuales suponen un riesgo de obesidad y un alto perjuicio para la salud. También se encuentra en la margarina y palomitas de maíz (las que vienen ya en bolsa para preparar en el microondas).
Los ácidos grasos trans, son responsables de contribuir en las enfermedades de origen cardiovascular, propiciando el aumento de colesterol malo (LDL) y disminuye el colesterol bueno (HDL) y aumentando los triglicéridos. Estos factores inflamatorios están relacionados con el desarrollo de diabetes, arterioesclerosis e infartos. La OMS recomienda que el consumo de las grasas trans no deben pasar de los 3 gramos al día, aproximadamente el 1% de las calorías totales. Se alerta que 1 donuts, 1 croissant o 1 magdalena de elaboración industrial contiene mas de 5 gramos de grasas trans. Los aceites trans están asociados a más de 500.000 muertes al año en el mundo por enfermedades cardiovasculares.
La recomendación de la OMS es de 4 gramos de omegas 6 por 1 gramo de omegas 3, sin embargo el consumo habitual de estos ácidos grasos es de 10 a 20 gramos de omegas 6 por 1 gramo de omegas 3. Esta proporción de uno y otro se recomienda para que los aceites omegas 3 considerados beneficiosos para la salud cardiovascular puedan ser aprovechados por el organismo y evitar riesgos producidos por un elevado consumo de omegas 6. Estudios sugieren que este equilibrio debe mantenerse para no propiciar la respuesta inflamatoria en las células y no desencadenar enfermedades.
El aumento de los omegas 6 y su efecto dañino se inicia cuando se consume en gran cantidad como hábito regular en las preparaciones y el consumo de productos elaborados con frituras en aceite de maíz, aceite de girasol, cacahuetes. En algunos restaurantes y en sitios de comida rápida, (freidurías y guisos grasientos) estos aceites son sometidos a altas temperaturas y transformados en peróxidos lípidos que son potentes radicales libres pro inflamatorios, incrementando los niveles de colesterol malo (LDL) y de esta manera aumentando el riesgo de infartos del corazón.
El exceso de estas grasas están directamente vinculado con el sobrepeso y enfermedades de origen cardiovascular. Se encuentran asociadas a los mismos alimentos que contienen grasas trans (AGT).
El mayor peligro del aceite de palma es que al ser sometido a altas temperaturas (a partir de los 200 °C), los ácidos grasos se transforman en ésteres glicidílicos, considerado carcinogénicos (precursores de algunos cánceres).
Habitualmente lo podemos encontrar en productos industriales y en su etiqueta suele venir como: manteca de palma, palmito, estearina de palma, palmoteina, oleína de palma o como elaeis.
Es obtenido mediante un proceso de reacción de los azúcares con amoniaco-sulfito; encontrado habitualmente en los refrescos y caramelos con sabor a cola, panes, cerveza, salsas, productos de confitería, cereales para el desayuno, helados y algunas bebidas alcohólicas.
A nivel mundial este ingrediente ha sido aprobado para el uso de muchos productos de alimentación, sin embargo se sigue estudiando su relación con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer.
Recomendaciones
Estos cambios y modificaciones en la dieta llevan un proceso para poder obtener verdaderos resultados positivos, hay que tener paciencia y verdadera intención de cambiar los hábitos de alimentación, de la misma manera que una persona no se hace obesa de la noche a la mañana, aquella que quiere mejorar su salud, con paciencia y buenos hábitos, puede conseguirlo!
Betty Hernández P
Lda. Nutrición y Dietética (Homologada en España)
UCV - Caracas Venezuela
Con experiencia de más de 30 años en la Industria Farmacéutica, Clínicas, Hospitales, Centros Médicos, Centros de Estética y Empresas de Alimentación. En la actualidad ejerce como Asesora de Nutrición en Madrid (Spain).
Vivimos en un mundo con grandes avances tecnológicos y lleno de información, sin embargo al mismo tiempo la industria alimentaria no baja la guardia y prepara continuamente un sugerente bombardeo publicitario capaz de confundirnos a la hora de elegir un producto u otro.
Lo cierto es que estos productos son los que nos seducen y acaban formando parte de la dieta diaria.
Muchos de estos ingredientes que contienen estos productos son considerados como pro-inflamatorios, o sea que son desencadenantes de los procesos inflamatorios que generan muchas enfermedades crónicas y algunos tipos de cáncer.
Entre los alimentos asociados a los productos pro-inflamatorios encontramos los siguientes.
Azucares y harinas refinadas
Estos hidratos de carbono consumido en grandes cantidades y con frecuencia, favorecen la aparición de enfermedades con diabetes mellitus, obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otras.
Las personas con obesidad presentan un estado inflamatorio, como consecuencia de células adiposas que estimulan y aumentan los indicadores pro-inflamatorios que provocan muchas enfermedades crónicas.
Jarabe de maíz con alto nivel de fructuosa. (HFCS)
Es un aditivo llamado jarabe de maíz con alta concentración de fructosa, se produce a partir de fécula de maíz o almidones a altas temperaturas. La fructosa es un glúcido con una molécula parecida a la glucosa y se encuentra de forma natural en las frutas, miel y en algunas verduras. Su uso moderado contribuye a un buen aporte energético.El consumo continuo y en grandes cantidades permite que sea considerado muy dañino para la salud y desencadenante de factores que acumulan la cascada pro-inflamatoria, provocando enfermedades cardiovasculares, elevando los niveles de colesterol malo (LDL), hipertensión y promoviendo la acumulación de grasa abdominal y obesidad.
Este aditivo creado por la industria alimentaria para ser emplearlo como endulzante y como ingrediente que resalta el sabor de los alimentos pre-cocinados, y pensado para ser utilizado como edulcorante, es más dulce que la sacarosa y mas económico. Se encuentra con el nombre de jarabe de maíz, sirope de maíz.
Está presente en bollería industrial (horneados), salsas de tomate, bebidas frutales (zumos) y néctares, aderezos de ensalada, yogurt de sabores, refrescos de cola, barritas de cereales, cereales para desayuno, panes, … Prácticamente todos los los alimentos procesados contienen este potente aditivo.
Ácidos grasos Trans (AGT)
Son aceites vegetales que han sido parcialmente hidrogenados químicamente por la industria alimentaria, transformándolos en grasa sólida (grasa saturada).Suelen aparecer en los ingredientes como grasas vegetales, cien por ciento vegetal y como parcialmente hidrogenadas.
El consumo regular y continuado de alimentos pre-cocinados, como pizzas, galletas, croquetas, nuggets, pastas, empanadillas, donuts y también casi todos los productos bajos en nutrientes pero con alto contenido en azúcares y harinas refinadas, en las patatas fritas y otros snacks, las cuales suponen un riesgo de obesidad y un alto perjuicio para la salud. También se encuentra en la margarina y palomitas de maíz (las que vienen ya en bolsa para preparar en el microondas).
Los ácidos grasos trans, son responsables de contribuir en las enfermedades de origen cardiovascular, propiciando el aumento de colesterol malo (LDL) y disminuye el colesterol bueno (HDL) y aumentando los triglicéridos. Estos factores inflamatorios están relacionados con el desarrollo de diabetes, arterioesclerosis e infartos. La OMS recomienda que el consumo de las grasas trans no deben pasar de los 3 gramos al día, aproximadamente el 1% de las calorías totales. Se alerta que 1 donuts, 1 croissant o 1 magdalena de elaboración industrial contiene mas de 5 gramos de grasas trans. Los aceites trans están asociados a más de 500.000 muertes al año en el mundo por enfermedades cardiovasculares.
Ácidos grasos Omegas 6
Son ácidos grasos esenciales poli-insaturados. Su función es regular el metabolismo, mantener la salud ósea y mejorar las funciones del cerebro. Se encuentran en alimentos comunes como las semillas (girasol, lino, calabaza, etc..), aguacate, legumbres, frutos secos, algunos pescados, carnes rojas, huevos y aves.La recomendación de la OMS es de 4 gramos de omegas 6 por 1 gramo de omegas 3, sin embargo el consumo habitual de estos ácidos grasos es de 10 a 20 gramos de omegas 6 por 1 gramo de omegas 3. Esta proporción de uno y otro se recomienda para que los aceites omegas 3 considerados beneficiosos para la salud cardiovascular puedan ser aprovechados por el organismo y evitar riesgos producidos por un elevado consumo de omegas 6. Estudios sugieren que este equilibrio debe mantenerse para no propiciar la respuesta inflamatoria en las células y no desencadenar enfermedades.
El aumento de los omegas 6 y su efecto dañino se inicia cuando se consume en gran cantidad como hábito regular en las preparaciones y el consumo de productos elaborados con frituras en aceite de maíz, aceite de girasol, cacahuetes. En algunos restaurantes y en sitios de comida rápida, (freidurías y guisos grasientos) estos aceites son sometidos a altas temperaturas y transformados en peróxidos lípidos que son potentes radicales libres pro inflamatorios, incrementando los niveles de colesterol malo (LDL) y de esta manera aumentando el riesgo de infartos del corazón.
Grasas saturadas
Son ácidos grasos generalmente sólidos su función es suministrar energía al cuerpo y transportar vitaminas liposolubles (A, E, D, K). Se encuentran en muchos alimentos como la carne de vacuno, cerdo, cordero, en la piel de las aves, también en los embutidos y productos derivados lácteos, precocinados, pastelería, la mantequilla y en el aceite de palma y coco.El exceso de estas grasas están directamente vinculado con el sobrepeso y enfermedades de origen cardiovascular. Se encuentran asociadas a los mismos alimentos que contienen grasas trans (AGT).
Aceite de Palma
Es un aceite de de origen vegetal con más del 50% de grasa saturada. Es utilizado en la industria alimentaria para conseguir una mezcla deseada, untuosa y sedosa a un bajo precio, más bajo que las grasas saludables. Estas grasas propician el aumento de LDL (colesterol malo), el cual es un inductor de enfermedades cardiovasculares.El mayor peligro del aceite de palma es que al ser sometido a altas temperaturas (a partir de los 200 °C), los ácidos grasos se transforman en ésteres glicidílicos, considerado carcinogénicos (precursores de algunos cánceres).
Habitualmente lo podemos encontrar en productos industriales y en su etiqueta suele venir como: manteca de palma, palmito, estearina de palma, palmoteina, oleína de palma o como elaeis.
Caramelo IV
Es un ingrediente que suele aparecer como E150, es un producto derivado de la industria para conseguir el color marrón.Es obtenido mediante un proceso de reacción de los azúcares con amoniaco-sulfito; encontrado habitualmente en los refrescos y caramelos con sabor a cola, panes, cerveza, salsas, productos de confitería, cereales para el desayuno, helados y algunas bebidas alcohólicas.
A nivel mundial este ingrediente ha sido aprobado para el uso de muchos productos de alimentación, sin embargo se sigue estudiando su relación con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer.
Recomendaciones
- Estar bien informados de las consecuencias que origina consumir una gran cantidad de productos provenientes de la industria alimentaria nos alerta y favorece un buen estado de salud y una mejor calidad de vida.
- Es sano estar atentos a revisar y leer las etiquetas, no hacer compras de modo compulsivo, elaborar una lista de compras ayuda a tener cuidado con la publicidad de algunos productos que podría ser engañosa, controlar las cantidades que consumimos de estos productos.
- Elegir alimentos frescos y menos procesados, elaborar comidas sanas con aceites saludables en vez de consumir productos pre-cocinados, envasados y enlatados.
- Mantener una dieta equilibrada, variada incluyendo 5 frutas y verduras por día.
- Evitar el consumo de frituras en restaurantes donde dudamos de la procedencia de los aceites utilizados en las preparaciones, pedir comidas asadas, a la plancha, cocinadas al vapor o ensaladas con aceites saludables.
- Si ya se encuentra dentro de una enfermedad crónica o iniciando un proceso inflamatorio es preciso que cambie el estilo de vida e incluya una dieta saludable y elimine completamente estos productos de su dieta. Notará una gran mejoría y recuperará gran parte de tu calidad de vida.
- La industria alimentaria ha venido haciendo mejoras en cuanto a las altas temperaturas, presiones mas bajas, ajustándose a las exigencias que demandan las organizaciones internacionales, sin embargo las cifras de mortalidad por causas cardiovasculares siguen aumentando y la aparición de nuevos productos nos convencen de ser consumidos regularmente.
- Sustituir las bebidas azucaradas, colas, zumos, néctares por agua o por agua saborizada con frutas naturales. Se recomienda comer la fruta entera como sustituto de los zumos de frutas industriales.
- Endulzar con miel, como sustituto del azúcar y utilizar aceites vegetales saludables podría evitar los riesgos de contraer enfermedades.
- Si quiere prevenir los procesos inflamatorios, evitar el sobrepeso y a largo plazo contraer enfermedades, sería conveniente que disminuyera el consumo de estos productos de la dieta diaria y modificar los hábitos de alimentación.
- Incluir más alimentos naturales sin procesar y menos productos obtenidos de procesos industriales o procesados, elige una dieta equilibrada y aumenta el ejercicio físico.
Estos cambios y modificaciones en la dieta llevan un proceso para poder obtener verdaderos resultados positivos, hay que tener paciencia y verdadera intención de cambiar los hábitos de alimentación, de la misma manera que una persona no se hace obesa de la noche a la mañana, aquella que quiere mejorar su salud, con paciencia y buenos hábitos, puede conseguirlo!
¡Mejora tu salud comiendo alimentos sanos y variados!
Betty Hernández P
Lda. Nutrición y Dietética (Homologada en España)
UCV - Caracas Venezuela
Con experiencia de más de 30 años en la Industria Farmacéutica, Clínicas, Hospitales, Centros Médicos, Centros de Estética y Empresas de Alimentación. En la actualidad ejerce como Asesora de Nutrición en Madrid (Spain).