Nuestra gran aliada, la vitamina D

La vitamina D, se comporta como una hormona y tiene la capacidad de interactuar con más de 2000 genes de tu cuerpo. Está involucrada en el proceso de producir cientos de enzimas y proteínas que son cruciales para preservar la salud y la prevención de muchas enfermedades.

La Vitamina D mejora la fuerza muscular y ayuda en la síntesis ósea. Estimula la secreción  de la insulina y se le atribuye propiedades anticancerígenas. Realmente está relacionada con muchas enfermedades de la vida moderna como diabetes mellitus 1, artritis reumatoide, enfermedad de Crohn, psoriasis, cáncer de próstata, de mama y de colon, hipertensión arterial, enfermedad metabólica ósea, y algunos estudios la han relacionado con el Alzheimer.

La vitamina D favorece la absorción del calcio y regula las funciones del fósforo, manteniendo el equilibrio entre el calcio y el fósforo para fortalecer principalmente huesos y dientes. En los niños con déficit de vitamina D, puede ocasionar desde un retraso del crecimiento hasta una deformación ósea y un mayor riesgo de fracturas.

Importancia de la vitamina D como refuerzo del sistema inmune y como anti-inflamatorio

La deficiencia de vitamina D produce un bajo comportamiento de las funciones del sistema inmunitario, y se vuelve incapaz de activar o movilizar las células T (glóbulos blancos o linfocitos T) que son los encargados de erradicar los virus y bacterias y acabar con las infecciones.

Un estudio realizado por el Dr. Carsten Geisler, microbiólogo de la Universidad de Copenhague, concluye que las células T captan y necesitan de la vitamina D para pasar de su forma inactiva de células T a convertirse en células activas o asesinas en constante movimiento dispuestas a atrapar y destruir cualquier rastro de patógenos o agentes extraños. 

Por lo tanto, la insuficiencia de vitamina D podría estar relacionada con una baja respuesta de reacción contra infecciones respiratorias graves, desde una gripe hasta una neumonía.

La vitamina D promueve la producción de citoquinas (o citocina) anti-inflamatorias, por lo tanto ayuda a reducir los procesos inflamatorios de los tejidos y mejora el cuadro clínico de muchas enfermedades crónicas mejorando su calidad de vida.

Durante el invierno, ante las pocas horas de exposición al sol, probablemente pueda aparecer un déficit de la vitamina D3 y en consecuencia puede que requiera una suplementación de vitamina D. Esta dosis debe ser prescrita por su médico.

De hecho, las personas que viven muy alejadas de la línea ecuatorial, al tener una baja exposición solar, por lo tanto sintetizan bajas cantidades de vitamina D, son más propensas a tener una enfermedad inmune.


 Cuanto menos me expongo al sol, menos vitamina D tengo 



Betty Hernández P
Lda. Nutrición y Dietética (Homologada en España)
UCV - Caracas Venezuela

Con experiencia de más de 30 años en la Industria Farmacéutica, Hospitales, Centros Médicos, Centros de Estética y Empresas de Alimentación. En la actualidad ejerce como Asesora de Nutrición en Madrid (Spain).





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